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Parte I. Inversión social en México, un área estratégica:

Cinco consideraciones para  las OSC

Por Marisol Monroy Vásquez

Los retos sociales en México y el mundo cada día exigen una mayor participación de la sociedad. Por ello el desempeño de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) es tan relevante. Con su trabajo y visión lideran iniciativas que buscan reducir condiciones de pobreza, atender a grupos vulnerados (personas con discapacidad, migrantes, adultos mayores, jóvenes, etcétera), promover acciones para el cuidado del medio ambiente, defender los derechos humanos o incidir en políticas públicas. 

Todo este trabajo, regularmente, se lleva a cabo a través de proyectos y programas que, dentro de un Modelo de Intervención, ponen en marcha de manera estructurada y coherente las buenas ideas que tiene las OSC para hacer frente a diversas problemas. Sin embargo, esto es sólo una parte del proceso. 

Para lograr cambios en la realidad también se requiere una buena ejecución: alcanzar los objetivos planteados de la mejor forma, haciendo uso responsable y eficiente de los recursos de los que se dispone y orientando las actividades hacia resultados. En la práctica esto es un reto, no siempre existe tiempo para planificar; se realizan proyectos, pero se carece de habilidades técnicas para hacerlo; se responde a criterios de convocatorias, pero no a la problemática, o bien, las personas que diseñan no conocen los retos de la ejecución.

Frente a este panorama, en Alternativas y Capacidades acompañamos a Fundación PepsiCo México en el monitoreo y evaluación de diversos proyectos para mejorar las condiciones de educación, medio ambiente y desarrollo económico de poblaciones que viven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. De esta forma contribuimos a que las organizaciones ejecuten sus actividades con enfoque en resultados a través de cinco consideraciones:

  •  Definir el problema y los cambios a lograr. Si la organización no problematiza de manera adecuada, al delimitar y definir el problema social, su intervención estará desarticulada pues atenderá todo lo que considere parte del problema y no focalizará esfuerzos. Por ello, es muy importante contar con metodologías que ayuden a analizar el problema y, sobre todo, hacerlo de manera participativa, es decir, incluyendo la voz de a quienes impactará el proyecto. Aunque a nuestros ojos puede ser una solución, para la comunidad puede ser un problema: se les debe hacer parte. 
  • Conocer otras intervenciones similares. Existen diversas organizaciones que han llevado a cabo proyectos y programas y cuentan con aprendizajes o modelos de intervención que vale la pena conocer para tener referentes de actuación en diversos contextos. Esto puede ayudar a que el desgaste de recursos humanos y materiales sea menor y el trabajo realizado adquiera mejores prácticas.
  • Al diseñar, revisar el proyecto de manera constante; al ejecutar, monitorear indicadores. El diseño de los proyectos es un punto de referencia que debe revisarse constantemente: si es pertinente, sostenible, eficiente y eficaz. El equipo habrá de cuestionar estos aspectos en busca de que el diseño responda a la solución de la problemática planteada. Así mismo, se debe trabajar un sistema de monitoreo que permita evaluar si las actividades planteadas están contribuyendo a generar resultados positivos. Si las actividades solo se ejecutan, pero no generan cambios en la población o el ecosistema y no tienen una orientación hacia resultados, entonces se tendrá que pensar en modificaciones.
  • Retroalimentarse entre equipos. Si dentro de una organización alguien diseña y alguien opera, es importante la constante retroalimentación e informar de aquellos resultados clave y de los retos que se enfrentan en la ejecución. Si se trata de una sola persona, deberá compartir su experiencia con otros actores. 
  • Nunca dejar de aprender. La armonía entre diseño y ejecución es un proceso que no se logra de un día para otro. Sin embargo, los equipos involucrados deben buscar espacios o procesos que contribuyan a su formación y el fortalecimiento de sus habilidades. Lecturas, entrevistas o pasantías con otras organizaciones o inversionistas sociales, cursos, talleres o programas de formación en línea siempre ayudan a profesionalizar al equipo. Dedicar tiempo a ello, así sea 30 minutos al día, contribuirá a mejorar la intervención, así como la experiencia de diseñar y ejecutar proyectos o programas a largo plazo. 

 

En Alternativas tenemos experiencia y herramientas para el  trabajo con inversionistas sociales y organizaciones de la sociedad civil para que diseñen y ejecuten  actividades orientadas a resultados que tengan impacto.

 

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