Por Karla Pontones Rubio (oficial de comunicación)
Foto: iStock
Hace unos meses, mientras impartíamos un acompañamiento en comunicación estratégica a personas colaboradoras de organizaciones civiles y fundaciones, nos cuestionaron sobre los horizontes desde los que nos posicionamos al comunicar temáticas relacionadas con la sociedad civil organizada en México.
“Ante la imposibilidad y en medio de un panorama desalentador, nuestra apuesta es comunicar desde la esperanza”, comentamos. “¿Comunicar desde la esperanza?, ¿cómo es eso? No es posible comunicar desde la esperanza con entornos en crisis”, nos respondieron.
El largo caminar de movimientos sociales y diversos procesos organizativos en el país ha estado marcado por narrativas que han criminalizado y reforzado ideas negativas sobre su participación en los asuntos que impactan a sus comunidades. Estos discursos han contribuido paulatinamente a la reducción de su capacidad para manifestarse, organizarse y expresarse, a través de prácticas como la censura y el señalamiento, hasta la violencia, el acoso y persecución de personas activistas.
La comunicación basada en la esperanza es un enfoque que destaca la relevancia de proponer nuevas formas de narrar la defensa de los derechos humanos. No porque no sea importante denunciar los abusos ni las situaciones de desigualdad que atraviesan a ciertos grupos, sino por la potencia que adquieren las narraciones que centran sus esfuerzos en abordar de manera distinta las problemáticas sociales y, en consecuencia, que impulsan al involucramiento y la movilización colectiva.
Como organizaciones de la sociedad civil (OSC), redes y grupos, comunicar desde la esperanza es una posibilidad para contrarrestar los discursos negativos alrededor de nuestras acciones y centrar el debate público y la atención en aquellos temas que nos resultan prioritarios: Una estrategia para redirigir la conversación y apropiarnos del sentido de mundo que queremos defender.
Para incidir y transformar las nociones que existen alrededor de nuestro trabajo es necesario emprender esfuerzos desde diferentes frentes. Por ello, te presentamos cuatro razones por las cuales nos resulta relevante proponer un cambio narrativo sobre las luchas que acompañamos:
El bombardeo mediático que recibimos sobre las distintas crisis que atraviesan al país dibujan en la imaginación colectiva un escenario desalentador. Estas imágenes suelen instalarse como una realidad inquebrantable que desmoviliza, sin embargo, deshabitar los relatos negativos y derrotistas nos acercan a alternativas para comunicar las oportunidades con las que sí contamos y desde las que podemos trabajar.
Las narrativas positivas destacan las soluciones a las problemáticas que enfrentamos. Una invitación para reconocer que en nuestras manos existen los medios y recursos para participar en los procesos de cambio que recorren nuestras geografías en búsqueda de vidas más dignas y justas, y que nos hacen salir de la inercia social del “aquí no pasa nada”, “siempre ha sido de esta manera”.
La comunicación basada en esperanza no es una mirada reduccionista ni superficial sobre los problemas públicos. Por el contrario, el tratamiento de cada uno de los temas parte de un ejercicio previo de investigación, verificación y lecturas críticas que apuntan a las estructuras que sostienen las desigualdades. Es una búsqueda por ofrecer información de calidad a las audiencias que les permita tomar mejores decisiones sobre los asuntos que afectan sus vidas.
Explorar formas diversas de explicar y narrar las problemáticas de México implica también visibilizar y centrar el foco en las historias, testimonios y experiencias de aquellas personas que encabezan y participan de manera directa en procesos de cambio. Una táctica para acompañar y amplificar las voces de familias y madres en su búsqueda de verdad, justicia, reparación y no repetición.
Hoy están en juego muchos de los valores que nos resultan trascendentales como agrupaciones sociales: Defender la vida como un estandarte que reduce la libertad de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos o como una apuesta transformadora en favor del cuidado y la protección de nuestros territorios, por ejemplo.
Definir qué mirar y de qué manera hacerlo no va a transformar nuestras realidades en crisis, pero sí va trazar rutas para construir nuevos significados sobre la movilización organizada y acompañar con relatos resilientes, creativos e innovadores las acciones de incidencia social y política que emprendemos y que, al final, sí están cambiando nuestro mundo.
#SíConLaSociedadCivil
Referencias: