Por Omar Ivan Gómez Guzmán, presidente de Red ExpoSocial
Imagen: iStock
Es hermoso ver florecer un quiote tras años de crecimiento de un agave. Sin embargo, quien cultiva agaves debe encontrar un equilibrio entre los quiotes que deja crecer y los que corta para producir mezcal. En términos generales, la cosecha ocurre en el quinto año, cuando se corta la piña que ha acumulado la concentración de azúcar necesaria para la elaboración de la bebida alcohólica. Esto significa que el productor puede dejar crecer algunos quiotes para obtener semillas y reproducir magueyes, mientras destina otros a la cosecha para hacer mezcal. Es un equilibrio entre acciones inmediatas y decisiones a largo plazo.
De manera similar, en la sociedad civil, debemos tomar acciones hoy y planificar a largo plazo si deseamos consolidarnos como sector. No basta con hacer nuestra parte; también debemos influir en el entorno para que sea más propicio al desarrollo de las organizaciones que abordan causas en campo.
En los últimos seis años, hemos vivido cambios en el contexto político a nivel federal, en el cual se han presentado por diversos actores señalamientos en contra la sociedad civil, un espacio plural que ha sido instrumentalizado por actores políticos y privados con fines partidistas. Esta estrategia metió a todas las organizaciones en un mismo saco, cortando de manera indiscriminada el sector con machete en lugar de bisturí.
La desconfianza hacia las organizaciones de la sociedad civil no es un tema nuevo. Las encuestas nacionales sobre filantropía han señalado que cerca del 80% de la población confía poco o nada en estas organizaciones, y por ello prefiere hacer donativos directamente a los beneficiarios. Evidentemente, tenemos un enorme reto de comunicación en la esfera pública para explicar qué es la sociedad civil, quiénes la integran y cuál es su trabajo.
La teoría social establece que la participación ciudadana puede estar enfocada en promover la democracia o mejorarla. En México, podríamos decir que la promoción de la democracia se reflejó en la alternancia partidista en el año 2000 y en el surgimiento de redes de organizaciones para promover la participación ciudadana en la política, culminando con la aprobación de la Ley Federal de Fomento en 2004.
Cuando se trata de mejoras a la forma de gobierno, es decir, en reformas más que en revoluciones, hay mucho trabajo pendiente. La esencia de la sociedad civil radica en su autoorganización y en que su participación no sea institucional, es decir, no promovida desde el gobierno como lo es el voto. La reducción del financiamiento público hacia las donatarias se estima en un 70%, lo que nos ha llevado a buscar otras fuentes de ingreso. Como quiera que sea, el financiamiento público no representaba más del 10% del total. Esto ha dado mayor relevancia a las empresas sociales como opción para mantener la actividad social.
No obstante, el entramado burocrático, legal y fiscal sigue poniendo límites a la creación de nuevas organizaciones y tiene un amplio margen de mejora para facilitar a quienes quieren ayudar a hacerlo de manera más estructurada.
Hay dos aspectos clave en este momento. Primero, organizarnos mejor como sector, fortaleciendo espacios como Causas Ciudadanas, que reúnen a diversos actores clave. Segundo, realizar un análisis político más frío del contexto actual. Es importante planificar actividades a corto plazo, con acciones concretas en el marco del contexto político, siendo realistas sobre nuestro alcance en términos de cabildeo e incidencia. Es decir, debemos decidir qué quiotes cortar para hacer mezcal, lo que necesitamos en el presente como sector. Creo que es un momento más de mirar hacia adentro que hacia afuera, de reagruparnos y tomar decisiones más contundentes.
Por otro lado, debemos destinar tiempo y esfuerzos hacia el futuro, decidiendo qué quiotes dejamos crecer y florecer. Debemos ver al sector como un sembrado de agaves que se renueva constantemente, preparando el terreno para que las personas que se están involucrando puedan llegar más lejos que nosotros y las nuevas generaciones. Es vital ver el sector a largo plazo, ya que a menudo atendemos lo urgente y no siempre nos queda tiempo para lo importante.
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