La rápida propagación de la pandemia del COVID-19 alrededor del mundo ha obligado a los diversos actores de la sociedad a responder ante un contexto que cada vez se vuelve más incierto. Para el sector de organizaciones de la sociedad civil, este contexto representa un reto, principalmente para aquellas organizaciones que trabajan con población en situación de riesgo (población adulta mayor, migrantes, pacientes, mujeres víctimas de violencia, trabajadoras del hogar, entre otras).
La implementación de medidas de aislamiento social han visibilizado las diferencias y brechas que existen entre los diversos actores que formamos parte del sector social: entidades donantes, organizaciones fortalecedoras, organizaciones implementadoras, colectivos y organizaciones de base; pues algunas han transitado fácilmente a esquemas de trabajo virtual. Sin embargo, otras organizaciones (comunitarias, de base e implementadoras) han tenido que suspender por completo sus actividades: sea por falta de acceso a internet, por la brecha digital, o por la naturaleza de su trabajo. Por ello, hoy más que nunca creemos fundamental crear canales de comunicación y construir relaciones transparentes y más horizontales entre quienes formamos parte de este sector, en particular entre las entidades donantes y sus contrapartes, pues consideramos que las decisiones que tomen en estas semanas serán fundamentales para que las organizaciones del sector puedan seguir desempañando sus labores en el contexto de la contingencia.
Si formas parte de una entidad donante, a continuación compartimos algunas acciones a implementar con tus socios y contrapartes:
1. Recomienda el acatamiento de las medidas de emergencia sanitaria oficiales en la medida de las posibilidades de las OSC: entre ellas está el trabajo en casa, la eliminación de actividades en espacios públicos, actividades con numerosos participantes y las actividades dirigidas a población vulnerable al contagio.
2. Escucha las necesidades de las organizaciones con quienes trabajas: solicita información de los retos y necesidades que enfrentan las OSC y grupos apoyados para la continuidad de su trabajo y la gestión de recursos para su funcionamiento. Averigua quiénes tienen fondos de reserva o patrimonios para priorizar el apoyo a organizaciones con poca estabilidad económica.
3. Flexibiliza el uso de recursos por parte de las organizaciones: incrementa el financiamiento y apoyos emergentes para OSC e instituciones que trabajan con población en riesgo (por ejemplo, aquellas que atienden a poblaciones en riesgo: migrantes, adultos mayores, refugios para mujeres en situación de violencia, personas en situación de calle); aumenta el porcentaje para el pago de honorarios y gastos operativos; establece criterios flexibles para la revisión y ajustes a cronogramas de actividades; acepta la redistribución de presupuesto y ampliación de fechas de contratos. Momentos de incertidumbre financiera como el actual son una oportunidad para impulsar una mayor flexibilidad en el manejo de los recursos y el cumplimiento de las actividades de los proyectos financiados.
4. Acompaña en la adaptación al trabajo remoto cuando éste sea posible: dota de manuales, herramientas y plataformas que faciliten el trabajo virtual y a distancia (por ejemplo, financiar cuentas en Zoom para dar una plataforma adecuada para la comunicación y gestión de reuniones online, financiar almacenamiento en Dropbox o Drive). El aislamiento, el cambio de rutina y la incertidumbre pueden tener efectos negativos en la salud de las personas trabajadoras, disminuir su productividad y generar ansiedad; además, el trabajo a distancia requiere un tiempo de adaptación para generar capacidades y mecanismos para adaptar las formas de colaboración y comunicación de los equipos. En este sentido, se pueden financiar o re-etiquetar recursos para el autocuidado y bienestar de las y los colaboradores. Aquí te compartimos algunas ideas que te ayudarán a planear el trabajo desde casa.
5. Reconoce la labor de cuidados que la sociedad realizará en los siguientes meses: particularmente de las trabajadoras, quienes suelen tener mayores responsabilidades en el cuidado de poblaciones de mayor riesgo de contagio. Por otro lado, las escuelas y la infraestructura pública que da soporte a la atención de la infancia suspenderán sus servicios, generando una carga de trabajo importante al interior de las familias. La flexibilidad de horarios es recomendable para dar mayor libertad a las trabajadoras de compaginar sus responsabilidades laborales y familiares; y a los trabajadores de apoyar en las labores domésticas y de cuidado.
6. Fortalece la transparencia y rendición de cuentas: comunica a todas las OSC financiadas sobre las medidas y posibles adecuaciones de los proyectos y convenios de colaboración.
Por último te invitamos a socializar las medidas implementadas a través de los canales de comunicación institucionales para influir en otros donantes.
Y si eres una organización fortalecedora o implementadora, te invitamos a contactar con tus donantes institucionales para planear en conjunto el mejor esquema de colaboración y de trabajo durante la contingencia.
¡Recuerda que al sector lo construimos todas y todos!